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viernes, 13 de julio de 2012

CUANDO YO MUERA















Muchas veces hemos hablado,
unas irónicamente, en serio otras,       
de mis deseos cuando el hado,
mi último hado, de vosotras,
para siempre me haya alejado.

Sabéis cuanto os he querido,
cuanto os quiero, es por tanto,
aunque para siempre me haya ido,
a vosotras seguiré siempre unido,
con vosotras continuaré estando.

 No derraméis lágrimas por mí,
no quiero un momento de tristeza,
recordadme lo irónico que fui,
tan feliz,  mi mayor riqueza.
¡No  lloréis cuando yo muera!

Tened en cuenta no enterrarme.
Haced  mi voluntad, incinerarme,
y en momento silente  las cenizas,
con los arreboles de la tarde,
en el inmenso mar derramarme.

Confío en que para recordarme,
no le dejéis jamás sola a ella.
En la playa podréis notarme
al placer de una buena paella.
¡No lloréis cuando yo muera!

¡No lloréis cuando yo muera!
Que no quiero llantos, ni quimeras,
ni desmoralización, si las hubiera.
Quiero vuestra felicidad, compañeras,
vuestro  recuerdo ¡cuando yo muera!.

            Constantino Yáñez. 

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