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sábado, 28 de noviembre de 2015

VIOLENCIA DE GÉNERO

Mi humilde aportación a la VII Semana de la Salud del Centro de Salud 1, de Petrer, sobre "Violencia de Género"

VIOLENCIA DE GÉNERO,  O EL GÉNERO DE LA VIOLENCIA

Me resulta desagradable escribir sobre un tema tan denigrante de la raza humana. La muerte de una persona a manos de otra siempre es reprobable, pero, cuando esa muerte se refleja en la mujer, esposa o compañera con la que un hombre comparte sus alegrías, sus penas, su economía, sus hijos…, es repugnante, abominable, inadmisible. Y, este concepto también parecen compartirlo, el poder legislativo (han promulgado la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género). También el poder judicial parece sensibilizado con el problema (han creado juzgados especializados en la Violencia de Género); pero, sobre todo, la  Sociedad, que se manifiesta con unos minutos de silencio cuando se produce una muerte más; y ha creado ONGs que ayudan a las mujeres desamparadas, que habiendo sido agredidas en sus múltiples formas, han conseguido salir de sus hogares antes de tropezarse  con la guadaña, siempre detrás de la puerta. ¿Es suficiente? No. Evidentemente, no.
De no ser por la importancia, la magnificencia y el dramatismo que tiene esta lacra, hubiera pensado que el poder legislativo se ha reído de las mujeres y de tantos hombres, aprobando una ley de semejante trascendencia un 28 de diciembre.  
La mencionada Ley, en el capítulo I, dice: <<La violencia de género no es un problema que afecte al ámbito privado. Al contrario, se manifiesta como el símbolo más brutal de la desigualdad de nuestra sociedad. Se trata de una violencia sobre las mujeres por el hecho mismo de serlo, por ser consideradas por su agresores, carentes de los derechos mínimos de libertad, respeto y capacidad de decisión>>. Y, en su segundo punto continúa: Nuestra Constitución incorpora en su artículo 15 el derecho de todos a la vida y a la integridad física y moral, sin que en ningún caso puedan ser sometidos a torturas ni a penas o tratos inhumanos o degradantes. Además, continúa nuestra Carta Magna, estos derechos vinculan a todos los poderes públicos y sólo por ley puede regularse su ejercicio>>.
Siendo la Ley citada tan clara y concisa en su apreciación, me pregunto: ¿Cómo pueden los agresores llegar a dar muerte a sus víctimas? ¿Por qué no se detecta con rapidez el problema y su gravedad? ¿Quién se percata, en primer lugar, de la situación de violencia que sufre una mujer? ¿Qué protocolo se sigue en defensa de la víctima? Y, si se ha denunciado al organismo correspondiente ¿qué medidas adopta éste en mantener la seguridad e integridad de la mujer? ¿Dónde estamos fallando?
La estadística del ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, en su memoria sobre denuncias de violencia de género, hasta marzo de 2015, dice que 20.358.827 habitantes son mujeres de 15 años o más. Esta cantidad representa un 43,5 % de la población. De las que en el año 2013, denunciaron agresiones un 11,5 %, es decir 124.823 mujeres, en el año 2014, denunciaron un 11,7 %, o sea 126.742 mujeres y, en el año 2015, de Enero a marzo denunciaron un 2,8 %, lo que representa un total de  30.293 mujeres. Si estas últimas cifras las multiplicamos por tres trimestres, arrojaría que al finalizar el año deben haber denunciado un 8,4 %, es decir 90.879 mujeres, lo que representaría un descenso de 35.863 denuncias.
Si esta memoria la trasladamos a las víctimas mortales, las cantidades son escalofriantes. Hasta el 18 de septiembre de 2015, las víctimas mortales ascienden a 30, lo que representa 8 víctimas menos que en el mismo periodo del año anterior. Pero, aun así, sigue siendo una cantidad inaceptable. Debemos luchar para llegar a “Muertes 0”. Y, para ello, me ratifico, en que la mujer, utilizando todas las asociaciones posibles, tanto de mujeres como de hombres, todas aquellas que estén dispuestas a apoyar una llamada de este calibre, se lancen a la calle. Hay que hacer todo el ruido posible para conseguir que el poder legislativo, el Congreso de los Diputados, promulguen las leyes que sean necesarias para evitar nuevas víctimas por la violencia de sus parejas o exparejas. Leyes, que los jueces interpreten de forma inequívoca, porque sólo tengan una interpretación, que no quepan las ambigüedades. Conseguir que nadie se salte una orden de alejamiento y que nadie se pueda quitar un dispositivo electrónico de seguimiento. Para todo ello, me tendréis luchando, junto a vosotras, codo con codo y reivindicar, así, vuestra integridad y vuestros derechos.

  MUJER MALTRATADA

Hoy naciste luna fulgente,
tierno vientre de tierra fértil,
en penumbra, inmanente.
Quisiste ser mujer alegre
y te quedaste en súplica estéril.  
Arañaste el último segundo,
gritaste ilusiones fingidas.
Resultaste opaca, incompleta,
cual saco roto de mendigo
que dispersa  su verde yerba.
Hoy rezaste, y eres atea
y amenazaste serena
con ser tenebrosa tormenta.
Hoy sucumbiste ante la vida,
llenaste tus pulmones secos
de ajadas amapolas marchitas.
Regalaste tu último suspiro,
regaste de sangre la arena.
Hoy naciste luna fulgente
y al nacer ya morías,
tierno vientre de tierra fértil,
hoy…,¡sucumbiste ante la vida!  
                       
Constantino Yáñez.  Diciembre 2006