III
Hombres desquiciados, sin esperanza,
su anhelo de vida digna frustrado;
cambian su tierra de lúgubre danza
por un largo exilio en país despiadado.
Su trasiego penoso por caminos
indómitos; por techo las estrellas,
por cama la maleza y sus espinos,
sin comida y sin dejar ninguna huella.
Sin más compañía que vivos recuerdos que tantas veces en el tiempo se ahogan,
otras, infunden ánimo en sus cuerpos
lacerados y que extraños condenan.
Emigrar macabro de subsaharianos
sin peculio para cohechar fronteras,
errando por mil caminos baquianos
se forman esquivando infames guerras.
Sol implacable que su cuerpo quema.
Parajes tórridos que no crece hierba,
no son obstáculos para su flema
y aguardan serenos su suerte acerba.
Agua de lluvia que escasa te muestras
haces más duro el viaje si a raudales
te entregas, ahogando ilusiones ciertas,
robando su fe en ajenos misales.
Sin una estrella de oriente que les guíe,
tenaces serpentean en los caminos
que no siendo de esperanza desconfíen
de vacuas promesas en su destino.
* * *
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