¡Qué triste espectáculo! Nuestros políticos enzarzados en sacarse los colores unos a otros, claro qué, de los únicos colores que se pueden desprender son los políticos, porque de los otros dan la sensación de ser daltónicos. No hace mucho tiempo, decíamos que nos salpicaba éste o aquel “asuntillo”, que por otra parte nos esforzábamos por justificar por aquello de la picaresca. Tan arraigada, por otra parte, a nuestras vidas desde antaño. Pero lo de ahora…, lo de ahora ya se pasa de castaño oscuro.
La corrupción no deja de ser sinónimo de política, por mucho que se esfuercen algunos procuradores, senadores y ediles honestos en desligar la política de la corrupción. El esperpento mediático que, a diario, se está viviendo en nuestro País por parte de quien gobierna, y es igual que sea a nivel de Estado, Comunidad Autónoma o Pueblo, ha llegado a provocar la indignación de todos los que no gobernamos. Quedamos estupefactos de como a lo largo y ancho de nuestra geografía aparecen casos de “robos espectaculares”, sin inmutarse los ladrones lo más mínimo: se pierden 48.000.000,00 € por la capital de España, o los 1.400.000.000,00 € por la zona del Sur, si es que he sabido leerlo, sobrecogido por tal cantidad de ceros; las cantidades del resto de latitudes parecen “pecata minuta”, sin dejar por ello, de ser importantes. Y, los de alrededor de estos personajes ni se han dado cuenta, no se han enterado. Todos conocemos que los políticos tienen los bolsillos grandes, pero hombre… Cuando menos resulta sorprendente.
Unos y otros siempre se escudan en las mayorías parlamentarias que les arropan, sin importarles la indignación del pueblo que representan. Como dice D. Luís García Montero, en Público, en su artículo La Realidad y el Deseo. Unas Cortes Constituyentes: “estamos a milímetros de convertirnos en una monarquía bananera, sin crédito nacional o internacional”. Lo lamentable, a parte de todos los casos puntuales, es la impresión que se extiende a todo el mundo: “hay un olor a mar de fondo, a fin de ciclo, a crisis del sistema”, como también menciona D. Luís en el mismo artículo. Por tanto, no creo que se solucione el problema con unas pocas dimisiones, y algunas menos detenciones. Mientras unos piden la dimisión del Presidente del Gobierno, cuando al mismo tiempo deberían anunciar, por dignidad, su marcha de la política; claro que de haber tenido dignidad no hubieran existido estos casos de corrupción. Pero cuando digo marchar de la política, digo marchar todos de la política, todos aquellos que ocupan cargos de relevancia tanto en el Gobierno, como en los distintos partidos políticos, porque si han sido incapaces de detectar semejantes expolios, a ¿qué se han dedicado? ¿Qué han hecho sus acólitos en las distintas confederaciones? Que entre gente nueva con verdaderas miras de estado y de servicio al pueblo de España, independientemente del color político en el que se amparen.
He de reconocer a D Luís García Montero, en estas líneas, que no comparto ideales políticos con usted; pero sí el sentimiento y el fondo de su erudita denuncia, y si me lo permite, hago mía su reflexión. Yo, también creo que necesitamos unas elecciones generales, de listas abiertas, porque, de que nos serviría cambiar únicamente el nombre de nuestros representantes, si su espíritu de servicio al pueblo no cambia.
Me alegra muchisimo Constantino que leas y sigas a Luis García Montero, estoy contigo en casi todo lo dicho y expuesto, estamos en general todo el mundo demasiados hartos de tanta falsedad de tanta corrupción y de tantos "eres" sin un seguimiento correcto. El caso es complicado... y por culpa de unos impresentables estamos pagando el pueblo, que somos todos. Un abrazo, Pilar
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