A la región del silencio
ascendisteis una tarde.
La montaña dormitaba
profundamente. Los árboles
callaban activamente
sus ternuras vegetales.
Tan sólo gemía un pájaro
-¿vidente?-, con notas frágiles,
y en las ramas suspiraban
caracolillos del aire...
Se había marchado el sol.
Y la luna, por Levante,
emergía su blancura
silente, redonda, grande.
El Plenilunio de Mayo
se acercaba instante a instante...
En crescendo, la emoción
fue a nuestro pecho adentrándose:
atisbábamos la luz
de los centros inefables
que trataba del abismo
y de alturas siderales...
Se llegó a la Plenitud:
sólo vuestras almas saben...
(no vosotros -la conciencia
fanatizada en la carne-).
De muy altas Jerarquías,
efluvios espirituales
descendieron en el vuelo
amoroso de sus ángeles;
porque el Reino del Silencio
fua a vosotros acercándose...
(...abiertos al infinito
en adoración al Padre).
¡Qué pena, cuando rodáis
con la nefasta vorágine
que cae irremisiblemente
a las nieblas de los valles!
¡Vosotros, que a veces vais
a la región de los ángeles!
¡Que pena, cuando rodáis
retrasando vuestro viaje!
Paco Mollá. Mayo de 1971
Hola Constantino me encanta este bello poema de nuestro admirado Paco Mollá...
ResponderEliminar(con notas frágiles y en las ramas suspiraban
caracolillos del aire)
Saludos inmensos Pilar.