Soy prisionero de tu belleza,
de tus palabras y susurros
que con tanta dulzura me embelesan
y de mi mente huyen tiempos oscuros.
Soy prisionero de tu mirada,
de tu boca y de tus ojos
que con sensualidad me embaucan
y de mi corazón fluyen mil suspiros.
Soy prisionero de tu cuerpo,
de tu piel y de tu perfume
que, solo, en mi cama huelo
y de mi mente surgen los recuerdos.
Soy prisionero de tu sonrisa,
espontánea y dulce
que me seduce y conmueve
y desde mi alma grito ¡te quiero!
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