Suerte huidiza que indolentes aceptan,
impertérritos continúan su viaje
por los senderos que la vida estrecha
a osados a partir sin equipaje.
A medida que se acercan al norte
su color negro extraño le contemplan,
a veces desahuciados; en consorte
con la guadaña sus rodillas doblan.
Por tantas policías extorsionados,
devueltos hacia la última frontera,
de nuevo buscan su objetivo, dados
a lozanos sueños mientras esperan.
Atraviesan las puertas del infierno,
los satanes lémures allí quedaron,
mientras, fuera de su arrullo fraterno,
contemplando tierra europea lloraron.
* * *
No hay comentarios:
Publicar un comentario