III
Villa de Luarca, concha marinera,
pintada sobre la montaña y el mar.
Playas y acantilados para guardar
su perla blanca
sita en la ladera.
y El Cambaral. Y desde la Atalaya ,
Jesús
Nazareno observa la playa
para desde
allí sus barcos custodiar.
Destellos de
luz para el navegante,
su Faro desde
los cantiles blanquea
las tumbas de mármol, su haz rutilante.
El crepúsculo
en la tarde a poniente,
se funde en
el piélago del mar, bella áurea,
para hacer Luarca
hermosa y diferente.
Constantino Yáñez V.
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